Pónganse en situación. Festival de Jazz de Almuñécar, finales de los noventa sería. Actuación de uno de los pioneros de la salsa, del Latin Jazz, el neoyorkino de origen puertorriqueño Eddie Palmieri sale al escenario y saluda al respetable: “Buenas noches, Málaga” y el público grita: ¡Almuñécar¡ y Eddie: “las muñecas y los muñecos”. Comienza la actuación, los aplausos detrás de cada tema y Eddie: ¡ Gracias Málaga¡ y el público: ¡Almuñécar¡ y así todo el concierto. Cuando termina el público sigue aplaudiendo, sale Palmieri para obsequiarnos con el bis y es entonces cuando dice: ¡ Gracias Almuñécar¡ Yo dije, las muñecas y los muñecos, pero la mayoría del personal gritó: ¡Por fin, coño, ya se ha enterado¡. Y risas, risas y risas. El artista llegaría al aeropuerto de Málaga, y como su primer éxito se llamaba ¡Muñeca” pues nada, las muñecas y los muñecos, en lugar de Almuñécar. Además del parecido, estaría condicionado el hombre.
Bueno, una anécdota simpática. Eddie Palmieri, anda ya con ochenta y cinco años. Debe estar retirado, ya con catorce años montó una orquesta, aunque fue en 1961, con veinticinco años fundó la orquesta “La Perfecta”, en la que como novedad respecto de las de la época introduce como novedad, los trombones y los metales. La orquesta se disolvió en 1.968, pero marcó una etapa importante. Palmieri es un gran aficionado al jazz y fue un innovador y experimentó con la salsa, además de hacer sus pinitos en el universo jazzista por lo que también se le sitúa en el estilo de “Latin Jazz”.