Siempre digo que prefiero las voces negras, soy algo racista en ello, porque me parecen más profundas, me llegan mas al cuore, o al alma, o a lo que sea, me transmiten mas en suma. Pero, como en todo, hay excepciones y Helen Merrill es una de ellas.
Esta neoyorkina (1.930), de origen yugoslavo, de cuando existía Yugoslavia claro, empezó cantando en grupos de aficionados hasta que entra en la orquesta de Earl Hines. Mas tarde recibe consejos de Quincy Jones y graba discos memorables con Clifford Brown, Stan Getz, Gil Evans, Stephane Grapelly y con el pianista Dick Kartz.
Hay quien considera a Helen Merrill como la antiestrella, que ha desarrollado su carrera haciendo caso omiso a las obligaciones del éxito.
Los tiempos rápidos y el scat no son terrenos que pise, sin embargo en la balada es insuperable, y su singularidad reside en esa cualidad y en esa forma de cantar que imprime cierto dramatismo, de tal modo que posee un feeling que supera los parámetros habituales de las voces blancas.
Los temas que os ofrezco son buena prueba de ello, “I remember Clifford”, tema dedicado a quien fue uno de los músicos estelares que la acompañó, el trompetista Clifford Brown, fallecido en accidente de circulación, es paradigmático en ese sentido. Escúchenlo con atención, merece la pena.
Helen Merrill consigue susurrar al corazón o, al menos, así me lo parece.