Recuerdo, y me imagino que los mas talluditos del lugar también, ver a Becaud en la televisión cantando “Et Maintenant” y con una mano cerca de su oído, todo ello en blanco y negro, claro. Los acordes de ese tema, su mayor éxito, fueron de los primeros que aprendí con la guitarra. Eran sumamente fáciles.
Fue Edith Piaf la que animó a Gilbert a que se afanara en esto de la canción y en Charles Aznavour encontró también el cantante de “Natalie”, un apoyo muy importante para su carrera. Le llamaban “el hombre cien mil voltios” porque era frecuente que en sus actuaciones destrozara los pianos, era tal su forma de aporrearlos o, dicho más fino, su intensa capacidad percusiva.
Cuando estaba en Paris vivía en una gabarra sobre el Sena y, según cuentan, usaba casi siempre corbata de lunares, como una especie de amuleto, porque su madre le improvisó una de su propio vestido para conseguir que su hijo, principiante, actuara en un piano bar después de que el propietario del local le exigiera utilizar dicha prenda.
Su primera actuación en el Olympia en 1.954 provocó tal entusiasmo que los espectadores rompieron los asientos. Aún así lo siguieron contratando en el célebre teatro parisino.
Becaud se nos fue en el 2.001, había nacido en Tolon en 1.927. Se le considera uno de los mas grandes de la chanson.
Me gustaban las canciones de Becaud, las que he propuesta y muchas otras como “Quand il est mor le poete” “Le jour ou la pluie viendra” o “La solitude ca n’ existe pas”.