Este gigante del tenor es, sin duda, una de las figuras más relevantes. Natural de Los Ángeles, estado al que no se asocia con la tradición del jazz, donde nació en 1971, cuenta que su padre, músico también, le regaló una batería con apenas tres años, cosa que no es muy trascendente, (yo también lo hice con mi hijo, para tortura de mis oídos), que en su casa la música rezumaba por todos lados, que iba a escuchar los ensayos de la banda de su padre, y que tras escuchar una cinta de Art Blakey con Lee Morgan, se enfrascó en la escucha de la colección de vinilos de su progenitor y por ahí le entraron Joe Henderson, Parker, Coltrane, Sonny Rollins…. Cuenta también que cuando manifestó su voluntad de tocar el saxo con 12 o 13 años, su padre le prometió comprarle uno, si era capaz de cantar un solo de Charlie Parker y que superó con crece el reto. Luego se pasó al tenor.
Es un tipo grande y todo lo hace a su imagen y semejanza. Su debut discográfico lo firmó con un triple álbum “The Epic”, con una banda de diez músicos y arropado con una orquesta de veinte músicos más. Y en ese trabajo aparece Debussy, Malcom X o Berstein , a través de la música de “Los siete magníficos”. Su obsesión es transmitir lo que siente, con la música. Esa especie de espiritualidad, ha dado lugar a que lo comparen con Coltrane. No es tradicionalista, ni vanguardista, ni purista. Su música lo baila la gente joven. Bueno, no me enrollo más. Es Kamasi, Kamasi Washington.