Detesto la mayoría de las veces cuando en un tema pop o rock meten violines de acompañamiento, creo que distorsionan o malogran el tema o, sencillamente no me gusta.
Muchos músicos de jazz han sucumbido a la tentación de grabar acompañados de una orquesta de cuerdas. Los resultados son irregulares y tampoco son de los discos que oiga con frecuencia.
Y, aún con lo anterior, me considero con un tipo con las orejas abiertas a nuevos sonidos, a nuevas experiencias y para nada un dogmático ni en la música, ni en nada.
Me gustan los cuartetos de cuerda en la música clásica, y hay algunos que me maravillan de Beethoven, de Haydn, o de Dvorák, por ejemplo.
También me gustan, en pequeñas dosis, ejemplos como os propongo de la escucha de grupos como Vitamin Spring Quartet, cuarteto de cuerda de los Ángeles que rinde tributo, con buen gusto, a músicos del pop y del rock, haciendo como dice uno de sus componentes “aplicación del rock and roll a la técnica clásica”.
¡Que juzgue la parroquia¡.