
Nacido en Varre Sai, Rio de Janeiro en 1.937, su padre era zapatero, guitarrista y seguidor acérrimo del movimiento boy scout, de ahí que pusiera a su hijo el nombre del fundador de ese movimiento.
Baden Powell fue uno de los guitarristas más relevantes de Brasil, además de compositor de temas tan populares como “Samba triste” (1.956), clásico de la música instrumental brasileira.
Comenzó el aprendizaje de la guitarra con ocho años, de la mano de Jaime Florence, “el Meira”, maestro de toda una generación de guitarristas de su país. A los quince años nuestro protagonista tuvo que obtener el permiso de la Administración de Justicia para poder tocar profesionalmente y lo hizo en la Radio Nacional.
Aunque se le asocie con la bossa nova, no fue este estilo el predominante en la obra de Powell, que estudió los ritmos africanos y el folclore de su país, en los que se inspiró para crear y componer solo o en compañía de otros como Vinicius de Moraes temas como “Berimbau”, “Canto de Xango”, “Canto de Ossanha” y otras. El jazz fue otra de sus fuentes de inspiración.
Pasó un tiempo importante de su vida en los años sesenta en Europa, mas concretamente en Francia y regresó a su país en los ochenta.
Sus adicciones al tabaco y al alcohol, del que se retiró al entrar en la iglesia evangélica, le provocaron problemas de salud, y entre las secuelas de esas adicciones, la diabetes y una neumonía, las complicaciones de varios órganos vitales provocaron la marcha de este mundo en el año 2.000.