Poco hay que contar de esta película en la que a Roberto Benigni solo le faltó ser el apuntador, si existiera en el cine o el acomodador aquel que nos conducía a nuestra fila y butaca con una linterna si entrábamos en el Nodo, ya que Benigni la ha escrito, la ha dirigido y la ha protagonizado.

Creo que, como gran parte de la parroquia, en la primera parte me reí, me sonreí, me divertí y en la segunda parte me emocioné.
Por si todavía alguien no la ha visto, no la destripo. Eso sí, la recomiendo y que preste atención a su magnífica banda sonora de Nicola Piovani. (Ver entrada en el blog si gustan).

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