Posiblemente le sobre azúcar a esta película de Claude Berri de 2.007. Posiblemente sea una película previsible. Posiblemente sea una película sensiblona, o sensiblera. Posiblemente a muchos le parecerá cursi hasta decir basta. Posiblemente la solidaridad que los personajes consiguen entre ellos esté fuera de este mundo. Posiblemente sea una película para romanticones empedernidos, o de lágrima fácil. Posiblemente la banda sonora de Frederick Botton sea tan ñoña como la película.
Posiblemente me vienen a la memoria estas películas como contraste a tantas películas de ambiente sórdido, violentas, que tienden trampas éticas, en las que ningún personaje se salva de la corrupción o de la bajeza moral, que se nos ofrecen por doquier. Posiblemente me vienen al recuerdo estas películas, al igual que la que colgué hace poco, “Le Havre” que hacen que, por un rato, nos reconciliemos con el mundo como respuesta inconsciente y como contraste con el mundo salvaje que vivimos.
Posiblemente me guste esta comedia digna, típicamente francesa sobre las relaciones humanas, sobre la soledad, sobre la solidaridad y el apoyo mutuo con el trasfondo de una música que en ningún momento pasa desapercibida. Posiblemente me gusta de cuando ver dejarme llevar por lo delicioso y el almíbar, aunque no sea amante de los dulces, y sí del chocolate.