Su casa de la calle Rosario de Camaguey era visitada por figuras de la cultura y de la canción cubana. Cantares, poesía y guitarra eran elementos propios de la casa de las hermanas Fáez. Aún así, ni los cubanos las conocían, casi todo quedaba en su humilde casa
Resultó que un promotor discográfico francés, interesado en la música tradicional cubana, visitó aquella casa a la que le condujeron en busca de un arreglista René Fáez, miembro de la familia y de la orquesta sinfónica cubana, y gran conocedor de esa música. En esa casa, se respira la trova, algo así le dijeron. Y allí escuchó la guitarra de René y sus tías Cándida y Floricelda, le cantaron una canción. Sería por el año 1.998.
El promotor francés impactado y emocionado se dijo, esto no puede quedar aquí, y allá que se las llevó, muy mayorcitas ambas, a grabar, “La Serenata Picante”, fue el título del disco y ahí empezó todo, tuvieron un éxito considerable en Europa adonde giraron, por supuesto España fue uno de sus destinos y de sus éxitos.
Se podría decir aquello de que “nunca es tarde si la dicha es buena”, pero también cabe pensar que, aunque nunca pretendieran ser cantantes profesionales, era una injusticia que no fueran reconocidas ni tuvieran los emolumentos propios de su mérito y capacidad. En este sentido, fue un fenómeno parecido al que vivieron los protagonistas de “Buena Vista Social Club”.
Fue mi amigo y amigo del blog Diego Ruano quien me presentó a las Hermanas Fáez, prestándome el disco “La Trova de las Faez”, y quedé como el francés, impactado y emocionado, sobre todo con la versión de “Nostalgia”.
Sé que Floricelda murió, no sé si también Cándida. Me imagino que también. Eran ya muy mayorcitas. Se ha escrito un libro por Navarro Pujol, “Hermanas Fáez: Voces de la Memoria” , (he tomado prestado su título), que trata de la historia de estas dos hermanas. También se hizo un documental. “Nostalgia de trovadoras”, que voy a tratar de ver. Merecerá la pena, seguro, como seguro que os merecerá la pena escuchar a las Hermanas Fáez.