Desde hace bastantes años vengo escapándome a algunos conciertos del Festival “Jazz en la Costa”, que se celebra en el “marcoincomparable” del Parque El Majuelo, que reúne una necrópolis fenicia, restos de una factoría de salazones del siglo IV a d C, un jardín botánico y también escultórico, y todo hay que decirlo, una barra de bar, donde hacen pasablemente bien los mojitos.
Este año he asistido a tres conciertos, el primero de ellos de la bella Lizz Wright, (ver entrada en el blog), que comenzó poniendo el listón bien alto, interpretando “a capella”, el góspel “Amazing Grace” y que erizó el vello del arriba firmante, y continuo con una serie de blues, composiciones propias de jazz. Muy bien arropada por su grupo, también se arrancó en un par de temas al piano. Me encanta la voz de esta georgiana, que derrama sensualidad y feeling.
El muy veterano Abdullah Ibrahim, (ver entrada en el blog), frágil en lo físico, cumple 89 en octubre, pero conservando su magia, su sentido de la melodía y su lirismo, consiguió atraparme durante todo el concierto y emocionarme en muchas fases del mismo. Iba acompañado de un chelista y bajista y de los vientos de un flautista, que alternaba el clarinete, el flautino y alguna que otra vez el saxo alto. Hicieron varios temas a duo, dando descanso al pianista que abordó en varias ocasiones el “Blue Bolero”, a modo de inicio de un medley de otras composiciones suyas que tocó en solitario.
El cantante Kurt Elling fue el protagonista del tercer concierto al que asistí este año. Venia presentando su proyecto del año pasado “Superblue” y contaba con el aliciente del magnífico guitarrista Charlei Hunter. Elling domina la escena con maestría, tiene un prodigio de voz que es a veces un instrumento más. Sus recursos técnicos parecen ilimitados. Pero me transmitió menos.