Obvio es que la chica que inspiró a Jobim y a Vinicius de Moraes no fue Astrud Gilberto. La chica en cuestión era una tal Heloisa Eneida, de 15 años que los artistas veían pasar desde la terraza del Bar Veloso, por la playa de Río de Janeiro.
Sin embargo, todo el mundo tiene asociada la chica de Ipanema a la cantante que se nos fue ayer a los 83 años. Llevaba ya unas décadas retirada de los escenarios. Joao, su pareja, la conquistó usando a Chet Baker de reclamo. La trompeta y la voz susurrante de Chet fueron las eficaces cómplices para conseguir su objetivo. Pero mira por donde fue otro jazzista, en este caso un saxo tenor, Stan Getz el que contribuyo de forma decisiva al éxito de los Gilberto. Ahora recuerdo un doble LP de los tres “Self portrait” que durante mucho tiempo giraba en mi pick up de entonces. Fue el disco Getz/Gilberto que grabaron en Verve en 1963, uno de los discos de jazz, y bossa claro, más vendidos del sello.
He de reconocer que me gusta más oír a Astrud que verla. Me parece un tanto hierática en sus actuaciones, pero su voz conquistaba. Tal vez Chet tuviera algo que ver en su forma de susurrar las canciones.