No recuerdo en casa de mis padres que se celebraran los Días del Padre o de la Madre. Tal vez ni siquieran estaban instaurados esas efemérides, que siempre se asociaron a un invento de Pepín Fernández, fundador de Galerías Preciados, por aquello de fomentar el consumo de regalos. Siendo padre, cuando mis hijos eran peques, tampoco recuerdo celebrar esos eventos de una manera especial, pero por supuesto celebraba el recibir de ellos los dibujos o manualidades que hacían en el colegio y que nos traían ilusionados a casa. Algunos de ellos los conservo.
Ahora se cuestiona el Día del Padre. En estos tiempos en que cada día se celebra el día de algo, cuando escribo estas líneas es el Día Internacional del Sueño, dicho sea de paso, quien lo pillara el sueño, claro,, yo que soy un insomne irredento…, pero se celebran mundialmente las cosas más peregrinas. No sé si los habrá Dia Mundial de de la termita o del ornitorrinco. Puestos así, pues los propongo ¡oiga¡ Ahora, venía diciendo, se cuestiona la celebración del Día del Padre, por aquello de los diferentes tipos de familias existentes, o por no sé qué más motivos. No creo que este hecho evidente, la variedad familiar, tenga que ser impedimento, obstáculo u óbice para que se celebren los días de los progenitores. Pero en fin, la realidad es que la polémica me la trae al pairo. Me da exactamente igual. Mis hijos me querrán igual,
Para el arriba firmante el día del Padre como el de la Madre, son todos los días, porque raro es el día en que que no me acuerde de los míos: en una frase que suelto, en algún gesto que hago, en alguna música que oigo, al degustar algún sabor, en el primer sorbo de cerveza, en tantas cosas, porque los tengo muy presentes. Obvio es que tuve importantes diferencias ideológicas, políticas, y en muchos ámbitos de la vida. Distintas épocas, distintas vivencias y generaciones. Ahora también las tengo con mis hijos. Pero por encima de todo prima el agradecimiento a mis padres por tantas cosas: la educación que me dieron, los sacrificios que hicieron por todos los hijos, la tolerancia y el aguante que tuvieron que desarrollar, el ejemplo que representaron, en definitiva, el amor que derrocharon, aunque no fueran de decirlo, sino de practicarlo. Para ellos era lo más natural del mundo. Sencillez, coherencia, honradez, modestia. Hoy me reprocho, muy tardíamente, pues hace ya casi 26 y 9 años que se fueron uno y otra, no haberles dedicado más tiempo, no haberles preguntado más, no haber aprendido más, no haberles expresado mas mis sentimientos hacia ellos, en definitiva, añoro, a pesar del tiempo transcurrido, su ausencia. Pienso que no soy nada original., que la generación de los padres de muchos de los pertenecientes a esta parroquia provocan ese sentimiento común. Pues que quieren que les diga, es un privilegio y un orgullo, en mayor o menor medida. Ojalá que a mis hijos , pueda dejarles esa herencia..
Por todo lo anterior, es claro que que lo que a mi respecta, me resulta indiferente esa polémica artificial. Una polémica artificial, entre tantas otras.
Bueno, que no falte la música, por el día de mi padre, y de mi madre que son todos los días. Tal vez os sorprendan las propuestas musicales. Esa canción de Roberto Carlos tiene una letra preciosa, a mi parecer. El título del tema de Horace Silver, pues viene a pelo. A mi madre mucho le gustaba María Dolores Pradera. ¡Aquella Nochebuena¡