Utrerano de 1940, ejerció de peluquero en su adolescencia, pero los tablaos le tiraron más que los pelos, y así se inició en las fiestas de los calés, bautizos, bodas, o los dichos previos a éstas. Fue determinante para él, escuchar en 1960 a un cantaor de Jerez interpretar “Chiquillo! , aquella canción de Gloria Lasso, que en realidad era de Renato Carosone. Miguel Vargas, que así se llamaba nuestro hombre, adaptó esa canción a su estilo rumbero, y desde entonces empezaron a llamarle Bambino, su nombre artístico.
En Madrid comenzó su fama formando parte del tablao de Manolo Caracol. Después anduvo con Paco de Lucía, Farina, Dolores Vargas, entre otros. Su fórmula consistió en cambiar los registros de boleros, tangos, cuplés, rancheras, baladas y coplas para pasarlos por los ritmos de las bulerías y de las rumbas, y ahí residió su éxito. Su estilo era único, se le ha llamado “el cultivador de la rumba dramática”. Y ciertamente Bambino, como otros grandes, además de cantar, interpretaba con pasión, dramatizaba forzando la garganta, hasta que ésta le fue traicionando e ir apartando de los escenarios. Cinco después del último homenaje que le rindieron en su Utrera natal el 5 de mayo de 1.999 el cáncer de garganta se lo llevó. Casi siempre aparece «Payaso» en cualquier fiesta que se precie, cuando la animación avanza surge Bambino.
Siempre me encantó Bambino.
Es, la Lola Flores de los tíos.