El pasado 22 de febrero escribía esto en la micro surcos whatsapperos:
Quizás sea un mecanismo colectivo e individual de defensa, pero en general, dedicamos poco tiempo a pensar las consecuencias trágicas que se concretan en pérdidas de vidas humanas y sufrimientos infinitos, cuando se producen accidentes aéreos, terremotos, sunamis y demás. Normalmente nos coge lejos, y como todo se sucede tan rápidamente, tendemos a olvidarlo pronto. No es eso precisamente una muestra de conciencia solidaria colectiva.
En esta tragedia mantenida que supone el Covid, se tiende a pensar que a uno no le va a tocar. Es cuando muere una amiga, un amigo, un conocido, cuando la muerte deja de ser un número, cuando percibes la dimensión de la tragedia y de la injusticia que conlleva está situación. Es cuando, con rabia, más maldices la inconsciencia solidaria de tanto descerebrado, la incompetencia manifiesta de los que nos gobiernan, el individualismo egoísta que preside nuestra existencia.
Un trancazo importante y un inoportuno tirón en la cintura, me tienen semipostrado. Es por eso que los micro surcos han salido con retraso. En horario canario.
Y como hace 82 años que en Colliure se nos murió D. Antonio, hoy lo recordamos.