Silvio fue durante unos años un habitual de mi plato Thorenz.  Canciones como «Playa Girón», «Te doy una canción», «Unicornio» y Rabo de nube», entre otras las he escuchado múltiples veces. Creo que muchos de los receptores de los micro surcos también. Marcaron una época, una época distinta de la de ahora, en la que el desencanto no estaba aún tan presente. El domingo supe que, en junio, Silvio Rodríguez  publicó un nuevo disco, «Para la espera», dedicado a algunos de sus amigos que se fueron como Aute, Luis Sepúlveda, y Marcos Mundstock. Aprovechando aquello del Pisuerga, traigo aquí a uno de los más genuinos representantes de la » Nova trova». Sé que para muchos, oír su voz  será un ejercicio de nostalgia. «Noche sin fin y mar» es de su último disco. Cuenta Silvio que se la cantó a Aute, cuando se encontraba en coma y salió de ese estado en ese momento. Se la dedica en el disco. La otra no precisa presentación ninguna.

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