Nacido en Nueva Orleans (1.986), pero afincado en Nueva York, ha obtenido, pese a su relativo corto recorrido dos Grammy y un Larry Bell.
Es un pianista muy imaginativo, brillante y del que se espera un gran futuro.
Reconoce que en su formación pesaron mucho sus colaboraciones con Roy Hargrove, Melissa Aldana y Cecile McLorin Salvant, con la que estuvo cerca de diez años. Recuerdo haberlo visto acompañar a esta última en Almuñécar y me llamó la atención el papel de acompañante de Fortner, por las variaciones que introducía en su toque y por su permanente sonrisa. Debe ser un tipo simpático.
“Me gustaría pensar que mi piano ha ayudado a definir el sonido de estos músicos”, afirma en relación con los líderes a los que ha acompañado.
Lo mismo toca estándares clásicos, ritmos cubanos, boleros, o hard bop, pero a todos los transforma con su peculiar sello personal y su policromía rítmica. “Puedes encontrar jazz en cualquier estilo porque jazz es solo el nombre que ponemos”. “Intento ser genuino conmigo mismo”, afirma el bueno de Sullivan.
Os propongo la escucha de cinco temas, algunos superconocidos, pero que en el teclado de Sullivan Fortner adquieren nuevas perspectivas.
Y a todo esto, buen día.