Los parroquianos del blog ya conocéis de mi devoción por el país vecino y por el fado que, aunque sea la mayor parte música triste, es música que llega al corazón, al mío al menos, si que llega y con eficacia.
Cerremos los ojos e imaginemos que estamos en una Casa de Fados, bien en la bella Oporto o en la señorial Lisboa. Degustamos una copita de vinho verde o de un oporto, lo que ustedes gusten.
Y así escuchamos la voz musical de Katia Guerreiro que entre fado y fado nos cuenta que aunque nació en Sudáfrica ahora en febrero va a hacer cuarenta y nueve años, es de nacionalidad portuguesa, que creció en las Islas Azores, además de fadista es oftalmóloga, y que antes que fadista fue cantante de un grupo de rock, que ha musicado a escritores de su tierra como Lobo Antunes, pero también a Luis de Camoes y a Fernando Pessoa.
Van cayendo los fados con la melancolía a la que llama la guitarra portuguesa que la acompaña.
Seguro que saldríamos de esa Casa de Fados con la sensación de que hemos vivido un rato feliz que se nos antoja inolvidable, que se nos ha regalado belleza y quietud. Seguramente saldríamos con una mayor serenidad. Katia Guerreiro habría cumplido con su papel. Gracias a Katia.