Un concierto que promete.

El día es el próximo 29 de noviembre, la hora las 20,30, el lugar el salón de actos de la Escuela Ave María, sita en Avenida de Sor Teresa Prat, núm. 51 de Málaga, zona Carretera de Cádiz.

Debería ser una cita obligada para los aficionados al jazz, sobre todo para los que, y son legión, tienen a Bill Evans como icono del piano en este género de mis amores.

Allí se van a conjurar cuatro músicos con una orquesta de cámara y van a rememorar el disco del maestro Evans con una orquesta sinfónica.

Daniel Andrades, pianista, y compositor de nuestra tierra, que  ya tiene en su haber un disco “Ego”, en formación de trío con los compinches que le acompañarán en el concierto. El disco, con composiciones propias, pone de manifiesto la originalidad en la creación de Andrades y la exquisitez a la hora de abordar las blancas y las negras. La obra la he conocido hace poco tiempo y cierto es que me enganchó.

Cómplice destacado del evento que no necesita presentación es nuestro Francis Posé, del que se puede decir aquello tan manido de “curtido en mil batallas”, sin faltar en absoluto a la verdad. Su contrabajo ha recorrido medio mundo en infinidad de proyectos de diversa índole. Pero en todos ellos, la voz del contrabajo de Posé es única y su delicadeza, también.

Ramón López, es el joven baterista, que ha grabado también «Ego» con Andrades y tocado con él en numerosas ocasiones, por lo que seguro que será el “tercero en concordia”.

Y claro está, si se va a recordar el disco de Evans con la orquesta sinfónica, el trío ha de estar arropado por otra, y en este caso es la OCAM (Orquesta del Centro de Arte y Música Moderna), que dirigirá otro maestro malagueño cual es el multidisciplinar, saxofonista, compositor y educador Tete Leal, que tiene en su haber la grabación del disco “Five Elements” que combina jazz, música clásica y electrónica.

La apuesta del concierto es sumamente atractiva, tanto por el contenido como por los actores que lo van a ejecutar. Así que, ánimo y que la parroquia concurra al evento. Seguro que no defrauda, sino todo lo contrario.