En este caso no se puede aplicar la máxima de Gracián, Gismonti nos dio un magnífico concierto, pero muy cortito, algo más de una hora, poquito más y el respetable se quedó con ganas de más. Eso creí percibir.
Empezó con el piano, tocando “Infancia”, el tema cuya escucha os propongo. No tocó “Palhaco” como esperaba, aunque sí otras piezas en las que puso de manifiesto su técnica exquisita, habilidad, lirismo y buen gusto.
Para su guitarra de diez cuerdas, se hizo acompañar por el guitarrista Daniel Murray y ambos, sin dejar de mirarse con una complicidad manifiesta y sin mirar los mástiles de sus guitarras nos ofrecieron un mini concierto espléndido, en el que no faltó, ahora sí, “Agua y vino”, interpretada sólo por Murray
Pero lo dicho, muy bueno, pero breve, pero aquí Gracián no entra.
Lo que sigue es lo que publiqué en su día del maestro brasileiro.
Brasileiro, de Carmo, estado de Rio de Janeiro, de 1.947, guitarrista, pianista, compositor, no se le puede encasillar en ningún estilo y, como siempre digo, ni falta que hace. Nació en el seno de una familia de músicos y fue el piano el instrumento con el que se inició para interpretar, y es un virtuoso tanto del teclado como de la guitarra.
Su obra está muy influida por la tradición folclórica de su país, la investigación de la selva amazónica y de los pueblos indígenas le cambiaron su lenguaje musical, y también ha recibido influencias de la música clásica europea y también la de su paisano Hector Villalobos, no obstante ha conseguido una fórmula muy personal de expresarse, desarrollando un estilo único e innovador.
Es uno de los estandartes del sello ECM., en el que ha grabado discos como líder, pero también con Charlie Haden, Jan Garbarek, entre otros.
Lo podremos disfrutar en noviembre en el Festival de Jazz de Málaga. Mientras tanto os propongo la escucha de varios de sus temas más conocidos. ¡Con ustedes, Egberto Gismonti¡