Fue el 15 de julio de 1.985 cuando tuve la ocasión de ver y disfrutar de una actuación de Joe Pass (1.929), en el marco del Festival de Jazz de Vitoria Gasteiz. Fue una velada en la que Pass intervino entre Benny Carter all Stars con Red Norvo, Nat Adderley, Horace Parlan y Red Mitchell, entre otros y el trío de Oscar Peterson con NHOP al bani y Martin Drew a la batería.

  Y Pass, a pesar de haber sido colocado entre tanta estrella en solitario, dio un concierto memorable, demostrando su condición irrefutable de virtuoso y maestro único de la guitarra. Un par de años antes había pisado el mismo escenario acompañando a Ella Fitzgerald, pero me cachis allí no estuve y bien que me hubiera gustado.

Admirador confeso de Django Reinhardt, en sus comienzos modeló un grupo a imagen y semejanza del Hot Club de Francia del guitarrista belga, al tiempo que le iba tirando el estilo bebop. Fue a comienzos de los setenta cuando el promotor Norman Granz lo fichó para su discográfica Pablo Records y le brindó la posibilidad de grabar con gente como Benny Carter, Milt Jackson, Oscar Peterson o la Fitzgerald, bajo el calificativo de “Virtuoso”.

En el jazz podemos recordar  y citar a reputados guitarristas, pero sin duda el que marcó una época en el terreno de la guitarra solista y abrió el camino para que esta se desarrollase fue el protagonista de estas líneas, iniciando ese camino mismo a través del disco “Virtuoso” ( el primero de una serie) en el que, con su sonido cristalino, homenajea a Charlie Christian, Django Rinhardt  y Barney Kessel, se sirve de su vieja Gibson E175, sin artilugios de ningún tipo, ni tan siquiera de la púa, a la que sólo recurre muy de vez en cuando,  en la interpretación de conocidos estandars a los que sus arreglos dan nueva vida.

Pass, que tuvo sus problemas con la puñetera drogadicción, falleció de un cáncer de hígado. Corría el año 1.994.

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