Es, sin duda, uno de los bateristas mas influyentes de la historia del jazz. De Michigan (1.927), fue la visión de las marchas de circo por su ciudad natal lo que le hizo interesarse por la percusión y tras el servicio militar, y la compra de una batería barata por su hermana, se inició en el uso de las baquetas, aunque ya en el ejercito hizo sus pinitos..
Ha tocado con Charlie Mingus, Bud Powell, Pepper Adams, Donald Byrd, Harry Edison y en 1.960, tras su paso por el trullo durante unas semanas por aquello de las drogas, pasa a enrolarse en el cuarteto de John Coltrane con el que graba hasta 1.966, discos gloriosos del saxofonista y entre ellos “A Love Supreme”. Tras Coltrane y un brevísimo paso por la orquesta de Duke Ellington, comienza a liderar sus propios grupos, y una de las características que le daban un sello mas particular era la presencia en los mismos de dos saxofonistas y así por su formación pasan Joe Farrell, Dave Liebman, Frank Foster, Steve Grossman..
Es a principios de los ochenta cuando crea la “Elvin Jones Jazz Machine”, y después “Elvin Jones Jazz Group” y de nuevo la “Machine”. Fue con esta formación, en la que andaba un jovencito Nicholas Payton, con la que tuve la ocasión de verlo y disfrutarlo en un concierto en Donosti, que acabó en diluvio como ya he contado con ocasión de la publicación que hacía referencia al trompetista. Pero al margen de la anécdota de la lluvia, en aquel concierto, como en todos, seria por el 1.993, la fuerza arrolladora y apabullante de Jones se puso en evidencia, de tal forma que aún ya con cierta edad, su actuación bien merecía el adjetivo de máquina, con el que se denominaba el grupo. No he visto un batería igual. Como he leído por ahí, “con él la batería deja de ser soporte para convertirse en transporte”. Pero cuando deja las baquetas y se apresta con las mazas, y las escobillas, la sutileza asoma y la musicalidad deslumbra, con una densidad y profundidad que destaca su liderazgo. Nos dejó en 2.004, un ataque cardiaco fue el culpable de su marcha.