“Me gustan como suenan. Tienen un sonido muy bonito y poderoso, que se escucha a grandes distancias. Pero también es tranquilizante y relajante. Y son parte de mis raíces; no lo sabía cuando empecé a tocarlas y descubrirlo reforzó mis ganas de seguir haciéndolo”.
Se refería Turre a las conchas marinas que junto con el trombón son sus instrumentos. Lo de las conchas fue cosa de Roland Kirk, que le animó a tocarlas. Kirk todo un referente de la vanguardia de los años setenta.
Cuando Ray Charles escuchó a nuestro “prota” no dudó un instante en llevárselo a su banda de gira. Ese trombón tenía que estar en su orquesta, manifestó el cantante.
También acompañó a Van Morrison y por iniciativa de Woody Shaw anduvo, como tantos otros, en los “Jazz Messengers” de Art Blakey. Después fue en la formación del trompetista donde explotó sobremanera el talento de Turre.
Igualmente participó en la “Dizzy Gillespie United Nation Orchestra” y en la “Lester Bowie Brass Fantasy”. Fue en esas bandas donde tuve la ocasión de verlo y escucharlo.
Natural de La Fayette en la Bahía de San Francisco en 1.948, a su faceta de trombonista y “conchamarinista”, vaya palabro que me he inventado, une la de compositor, y le va la música latina, con influencias claras del soul y del funky. Sin duda Steve Turre con su prolífica carrera es de las leyendas del trombón.