Nils Landgren, de 1956, trombonista. Se inició como tantos en la clásica y fue conocer al pionero del jazz folk, un tal Bengt-Anne Wallin, y se convirtió al jazz, aunque inicialmente tamizado por el funk, terreno donde cosechó grandes éxitos. Fue en 1981, cuando Thad Jones lo invitó a formar parte de su banda como primer tromobonista. Alma inquieta, que ha coqueteado con diversos movimientos y que en la balada, cantando, siendo una especie de Chet Baker pero en sueco y en trombo se siente cómodo, aunque resulte melancólico y triste.
Jan Lundgren, pianista, diez años más joven que Nils, no confundan los apellidos, se parecen pero no son ni familia, salvo en el terreno musical. También fue la música clásica el origen de su historia. La escucha del disco “Night Train” de Oscar Peterson fue la espoleta para lanzarse al jazz, y ha firmado colaboraciones con Paolo Fresu y Richard Galliano muy notables. El pianista canadiense le hizo sentir la necesidad de aprender el nuevo lenguaje del jazz.
Dos suecos condenados a entenderse. Alguna muestra os propongo.