A lo largo de la vida tenemos contacto con muchas personas. Conocer, realmente conocemos a pocas. Incluso a lo mejor no nos conocemos demasiado bien a nosotros mismos. A veces, intuimos, la mayoría de las veces tarde, que hubiera merecido la pena conocer más en profundidad a determinadas personas.
Al poco tiempo de empezar a ejercer mi profesión de abogado laboralista en Málaga, allá por el año 1.977, por motivos profesionales conocí a un compañero que resultó ser especial. Llevaba a la parte contraria, una Mutua de Accidentes de Trabajo. Su nombre me trajo a la memoria, el de un juez que había ejercido en Rute hacía mucho tiempo, del que mi padre que entonces se iniciaba en la profesión de abogado hablaba extraordinariamente. Mi compañero y contrincante era al hijo de aquel juez. Aquella coincidencia facilitó el que nuestro trato fuera más cordial, como más familiar, a pesar de que defendíamos intereses contrarios. Luego hubo otra coincidencia, nos vimos varias veces en los conciertos de música clásica que el Conservatorio María Cristina ofrecía los jueves, en su sede de la Plaza San Francisco. Y a resultas de las charlas breves después de los conciertos descubrimos otra coincidencia: a los dos nos gustaba el jazz. Mi compañero era un aficionado del jazz clásico, concretando mas. Era un enamorado de las big bands de Artie Shaw, Glen Miller, Tommy Dorsey… Me dijo en más de una ocasión que tendríamos que quedar alguna tarde en su casa para escuchar esa música y tomar algo, seguramente que con un poco de hielo. Siempre me llamaba tocayo. Aquel encuentro nunca se produjo. Mi tocayo, bastante mayor que yo, era de las personas a las que me refería al principio que me hubiera gustado conocer más y mejor. Hubiera merecido la pena, seguro. Era un gran tipo. Llevaba mucho tiempo sin verlo.
Cuando se jubiló, no sé si antes, colaboraba altruistamente con el Teléfono de la Esperanza. Hoy me han dado la noticia de que Miguel Quijano, mi tocayo, falleció ayer sábado. Esta tarde escucho a Artie Shaw.
Todo conmovedor y muy bello
Miguel, como el resto de la familia Quijano , fue mi segunda familia, en Este cason por releccion voluntariacompstto la pena con Rosarin, Mariquilla y Regina, tbirn mis amigas y entrañablrd hermanas.Un Abrazo
Carlos Navarrete
Estimado Miguel, muchas gracias por la bonitas palabras y con el cariño con el que estás recordando a mi querido padre, la música y sobre todo el Jazz han estado presentes en nuestra vida gracias a él. Tanto es así, que en sus últimos días, en las tardes de hospital, cuando nos quedábamos solos, charlábamos de todo en general y escuchábamos música y siempre comenzábamos nuestra sesión musical con la pieza que has elegido para recordarlo, que era muy especial para él ya que le recordaba a buenos momentos y amigos.
Muchas gracias por transmitir de forma tan especial tus sentimientos hacia mi padre.
No hay de qué. Gracias a ti. Me entristeció la noticia de la muerte de tu padre. No fui al funeral porque no os conocía a ninguno de vosotros.
Todas las personas que apreciaban a mi padre serán siempre bienvenidas y enriquecedoras porque nos ayudan apoder conocerle mejor en todas sus facetas, como hijo, marido, padre, amigo, compañero,….
Aprovecho para comunicarte que el próximo día 13 de abril a las 19:30 horas celebraremos una misa por mi padre en la Iglesia de la Victoria.
Gracias una vez más.