Bernardo Sassetti fue un extraordinario pianista portugués, de Lisboa para más señas, nacido en 1.970. De formación inicialmente clásica pronto se decantó por el jazz. Su formación se percibe con el primer toque. En algunas fases de su discurso me recuerda a Satie. Su impronta en la música portuguesa trasciende el género del jazz y es, sin duda, uno de los músicos más influyentes del siglo XXI del país vecino, aunque empezara a publicar discos en la década de los noventa. Compuso para películas como “El Talento de Mr. Reply” o “Alice”. Según la crítica especializada en su obra se aprecia “magnifica sensibilidad interpretativa, con atención preciosa a la melodía al tiempo de exploraciones sublimes dentro de cada interpretación”. Se movía entre la tradición portuguesa y la atmósfera del cine, pero siempre imprimiendo su sello personal. Murió accidentalmente en el 2.012, a los cuarenta y un años al despeñarse por un acantilado, cerca del balneario de Cascais cuando estaba tirando unas fotografías. Su muerte dejó un vacío profundo en la escena portuguesa, grabó entre otros con el fadista Carlos do Carmo, y por supuesto, entre los aficionados al el jazz, en particular. Hoy es una leyenda. El apelativo “El malogrado” lo tomo prestado de Thomas Bernhard, que escribió una novela con ese titulo, y que era el calificativo que empleaba uno de sus personajes, el pianista célebre Glen Gould, ( ver blog), para nombrar a otro personaje, Wertheimer, pianista frustrado. Nuestro Sassettí no fue un pianista frustrado, ni mucho menos, pero si un malogrado por su temprana y trágica muerte. Recuerdo la mañana en la que oí por la radio la noticia de su fatal accidente.