Como ya creo que he manifestado en más de una ocasión desde mi infancia escuchaba mucha música. Además de la radio, en mi casa teníamos, y creo que todavía está por el desván, un tocadiscos marca “Kolster”, que giraba con frecuencia. Era como una especie de maletín y en la tapadera estaba el altavoz. Por supuesto que de “stéreo”, ni flores. Por aquel minúsculo altavoz de rejilla descubrí las sinfonías más célebres de Beethoven, sin olvidar su Trio Serenata, Peer Gynt de Grieg, la sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak, las Polonesas de Chopin, la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart , Rodrigo y su Concierto de Aranjuez, el Amor Brujo de Falla, y también Cole Porter, los hermanos Dorsey, Xavier Cugat, y los violines mágicos de Helmut Zacharias. Discos todos ellos de mis padres. Su tamaño era intermedio entre el single y el LP. iban a 33 revoluciones.
Mis hermanas mayores también eran musiqueras. O sea, que a todos nos venia de casta el galgo, sin necesidad de remontarnos a mi abuelo homónimo, que era un buen barítono, al decir de quienes me lo contaron. Y cuando ellas empezaron a comprar discos, los singles con cuatro canciones empezaron a competir en el “Kolster” con la música clásica. Ray Conniff, Torcuato y los Cuatro (con su versión de Tom Dooley, original de The Kingston Trio, cuya letra es absolutamente inapropiada, con lo que está cayendo), Frank Bernardi,( un cursi italiano, según decía mi padre cada vez que lo oía, y no le faltaba razón), The Blue Diamonds, The Surfs, Nat King Cole, el Dúo Dinámico…. etc., se compaginaban con la música que emitía la vieja “Marconi”., hasta que ésta quedo arrinconada por la televisión. Ya más mayorcito entraron en la casa un jovencísimo Stevie Wonder (Yester mi, yester you, yesterday), Roberto Carlos (Namoradinha de un amico meu), y tantos otros. De mi mano adolescente y de la de mi hermana más pequeña, The Beatles, los Stones, Bob Dylan, Bee Gees, Joan Baez, The Happenings, Jefferson Airplane, Serrat, Otis Redding, Los Bravos, ….etc. fueron tomando posesión del tocata, a veces, para desgracia del oído de mi padre.
El equipo estereofónico “Dual”, por supuesto, y con altavoces “Bettor”, tardó en comprarse en casa y con él se asentaron los LP´s; pero esa etapa lo dejo para otro rato, si me da por ahí. Hoy por recordar también, en la medida de lo posible, las portadas de aquellos singles de mis hermanas mayores. Por eso, hoy sacrifico los “live”.
Ay, los discos de los guateques de mis hermanos!!
Gracias
Que recuerdos! Me encanta.
La historia de Tom Dooley hoy sería impensable, pero en aquellos tiempos la escuchábamos tan panchos.
Hoy me has puesto muy muy joven con tus recuerdos y la música. Aquel tocadiscos era maravilloso, cómo tenía forma de maletin se desplazaba por toda la casa, con él nos enseñó papá y mama a amar la música
Cuántos y bonitos recuerdos!!, Miguel. Esa música nos ha acompañado y lo seguirá haciendo siempre. Gracias!!